miércoles, 25 de abril de 2007

Sobre la fiesta de la Primavera

La fiesta fue fabulosa. Esa es mi opinión rotunda y clara. A partir de las 5:30 de la tarde comenzó a llegar gente de todas partes para escuchar, ver y reír con Pep Bruno. La sala, ya llena al comienzo, se siguió llenando a lo largo de toda su actuación. Los protagonistas eran los chiquillos del pueblo, sí, pero todas las edades lo disfrutamos muchísimo. Pep no cuenta cuentos, sino que escenifica las historias con el público, quien le ayuda a construirlas y a adaptarlas al contexto del pueblo. Tal y como me había imaginado, a pesar de ser cuentos para niños fue también interesante y divertido para los que somos menos niños: consiguió crear expectación, intriga, aprovechar el ambiente de la sala para hacer bromas, relacionar los cuentos con la vida cotidiana, animar a la lectura, romper tópicos y hasta conseguir que - sin darnos cuenta - aprendiéramos un cuento/poema de memoria. ¿Lo recordáis? Empezaba con un castillo amarillo, sobre un baúl azul, en una piedra negra...y no sigo porque el cuento estará protegido por el copyright y nunca se sabe qué me puede caer encima. Además, es mucho más divertido escuchar a Pep contándolo.

Muchos adultos comentaron que el último cuento les llegó al alma: una niña que ve siempre a una señora mayor muy fea y muy vieja y piensa que es.....¿qué va a ser? ¡una bruja! La teme desde la distancia, por lo que nunca se acerca a ella, con lo que su miedo es cada vez mayor, y así va creciendo la bola de nieve. ¿Por qué piensa que es una bruja? Pues porque en todos los cuentos en los que aparece una señora mayor se la describe como vieja, fea y ...bruja. Está en el imaginario colectivo de todos nosotros, ¿no? Bien, un día, la vieja ve a la niña, que se esconde tras un árbol. La vieja se sienta delante y comienza a contarle un cuento maravilloso que hace que la imaginación de la niña vuele y se transforme en dragones rojos y verdes, en nubes y en historias maravillosas que le arrancan sonrisas, risas y alegría. El final del cuento.... no lo cuento porque no sé si a Pep le gustaría, pero el caso es que gracias a él consiguió que nos diéramos cuenta de que ese personaje, la "bruja" también busca amor, como todos nosotros, y es muy capaz de darlo. Fue enternecedor, porque consiguió no caer en la cursilería. ¡Ole Pep!

Pep se trae los libros de los que extrae sus cuentos, porque en muchos no solo es importante el texto, sino también sus preciosas ilustraciones.

Una recomendación: si disfrutasteis de la tarde con Pep os encantarán los "Cuentos por teléfono" de Gianni Rodari. Este es uno de los maestros más creativos que he conocido. Bueno, personalmente no lo he conocido, porque murió hace tiempo y cuando vivió lo hizo algo lejos de Pareja, en el norte de Italia. Era -entre otras cosas- maestro de enseñanza primaria y capaz de hacer florecer las ideas más deliciosas en los niños con los que trabajaba. En este libro se recopilan historias que inventaba un viajante de comercio y contaba a su hija por teléfono antes de que esta se fuera a dormir. Como entonces las comunicaciones eran muy caras, los cuentos son muy breves y están llenos de fantasía, humor y buenas ideas. Pues eso, como los que cuenta Pep.

Después llegó el Circo Bache. Provocadores, inteligentes, loooocccooosss y muy ingeniosos, montaron números de malabares, payasos, fuego y equilibrismo. A más de uno lo dejaron sin aliento cuando le pidieron que saliera al escenario "a sufrir delante de todos, que se van a reír de ti". Bueno, nos reímos todos mucho, pero nadie a costa de nadie. Una cosa me llamó mucho la atención con respecto a nuestro comportamiento como público, la diferencia entre los niños y los adultos cuando pedían un voluntario: los niños se morían por salir: "Yo, yo" (con la mano levantada y caminando hacia donde estaban Yago y Mariano), "sácame a mí". Los adultos mirábamos muy ocupados a nuestro regazo, móvil o simplemente encontrábamos algo importantísimo que comentar con nuestro vecino. Las carcajadas de los niños ante las tonterías de los dos se me han quedado grabadas.

Por último, a las 11:30 tocó "Colorshop". Yo, sinceramente, no sabía cómo reaccionaría la gente ante una música "tranquila pero sentida" como la describió Upi, pero pasados los dos primeros temas la gente se relajó, tocó palmas, rió las anécdotas de los músicos y se dejó llevar por la música. Los aplausos y las felicitaciones durante el concierto y tras él son la mejor evidencia. Como no se me da nada bien describir música (prueba de esto son los múltiples intentos ya a lo largo de este blog), pondré alguna canción en el próximo podcast.

La plaza estuvo animada hasta bien entrada la madrugada, y al día siguiente hubo comida de despedida en Hontanillas, que hacía años que no se veía tan animado.

Muchísimas gracias a los que ya se conoce en el pueblo como "Los Hontanillos": Mónica y Julieta - que se encargaron de toda la organización y de que fluyera todo - Pincho, Iván, Sonia, Upi y Laura. Todo un éxito, chicos. Esperemos que se repita el año que viene.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

emilia oye....un único comentario a tu estupenda descripión de un día tan entrañable...soy la chole y también estuve allí haciendo lo posible (bueno, pues eso, lo posible...) por que las cosas salieran bien...snif snif sniffffffff....en fin! porque te ai lo yu!!

Emilia dijo...

¡¡Chole!!

¡¡¡Por supuesto!!! Se me olvidó escribir tu nombre, pero no se me olvidó que tú también eres Hontanillas,eso no, ¿eh?

Lo siento mucho; te debo una cuando vuelvas a Pareja.

Un beso