martes, 10 de abril de 2007
¿Se quema de verdad a Judas?
Ha terminado la Semana Santa, con las procesiones, los tambores, las reposiciones de Quo Vadis, la operación Retorno...y aquí, en Pareja, finalizó con una tradición cuando menos curiosa: la quema del Judas el domingo de Resurrección. Se trata de la costumbre de elaborar un monigote relleno de paja y colgarlo de una horca en la plaza del pueblo. Terminada la última procesión se prende fuego al monigote, “el judas”, para regocijo de todos los vecinos.
A mí, que hasta entonces no la conocía, la tradición me resultó algo chocante: el ojo por ojo y diente por diente se me antoja obsoleto y peligroso. Pero sabiendo que no se pueden juzgar las cosas sin conocer el contexto en el que están insertas, decidí investigar la costumbre. Mi primer paso, inmediato, fue dirigirme al alcalde y al sacerdote del pueblo. ¿Quién si no iba a saber de dónde viene esa tradición y por qué se sigue practicando? De ellos obtuve la información de que es una tradición muy arraigada, que ya se hacía cuando las personas mayores del pueblo eran niños. Como eso no me pareció suficiente, decidí seguir indagando.
Qué sorpresa descubrir por ejemplo que:
- La tradición existe en muchos lugares de Latinoamérica, como México y Uruguay, fruto de la colonización española. Sin embargo, en algunos países se celebra en diciembre, al terminar el año.
- En muchos pueblos de España, los monigotes “Judas” representan en realidad personalidades de la vida pública que se han hecho impopulares ese año. Al quemarlas, se está expresando el descontento con el panorama sociopolítico del momento. A veces se añaden incluso a los peleles letreros con problemas actuales. Su quema es por lo tanto una forma simbólica de acabar con ellos.
- Parece que su origen podría ser anterior a la implantación del Cristianismo: sería una adaptación cristiana del culto al fuego que ya existía con anterioridad. Hay quien apunta que la tradición viene de Valencia, y que surgió durante el dominio musulmán en la península como un intento de rescatar las tradiciones cristianas fusionando los rituales existentes con la iconografía cristiana. Estaría por lo tanto en la línea de culto al fuego de toda la cuenca mediterránea (las Fallas en Valencia, los Diablos en Cataluña…)
- Parece que en la provincia de Guadalajara, la tradición se da mucho más en los pueblos del sur, mientras que en la sierra norte predominan las botargas. ¿Cómo se explican estas diferencias?
Sobre la función que puede tener este ritual, Brisset Martín, antropólogo de la universidad de Málaga, en su amplio y exhaustivo artículo sobre esta tradición “Imagen y símbolo en el personaje ritual de Judas” escribe lo siguiente:
“En nuestra cultura, el triste ciclo cuaresmal, con su énfasis en las penitencias y represión de placeres que se experimentan en la Semana Santa, termina con la Pascua de Resurrección, que sirve de pórtico al primaveral ciclo del amor. Y es precisamente la quema de Judas la que marca el tránsito entre dos ciclos pasionales.
(…) El equinoccio de primavera también fue la fecha adoptada por muchas de las antiguas culturas (entre ellas la mesopotámica y la persa) para celebrar el cambio de año. Siguiendo a Caro Baroja: “Es muy poco conocido el hecho de que los romanos, que en un principio tenían un calendario lunar, comenzaban el año con la luna nueva inmediatamente posterior al deshielo, que coincidía con el actual mes de marzo. La fecha del uno de marzo se fijó como primero de año”. A finales de la Edad Media, todavía en Cataluña se seguía computando el tiempo por el día de la Encarnación (25 de marzo). Los cambios de calendario, y especialmente la adaptación de las antiguas fiestas que aplicó el cristianismo, modificaron la significación de los rituales practicados en el equinoccio primaveral, pero se mantuvieron”.
En definitiva, como se ve, es un ritual mucho más complejo de lo que parece a simple vista. En él confluyen numerosas influencias religiosas y culturales y se recoge la importancia del fuego como elemento de transición de un estado (temporal, físico, mental, espiritual…) a otro.
¿Qué esconderán otras tradiciones…?
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