Seguimos con las festividades primaverales y la mezcla pagana y religiosa; esta vez con la celebración de "Los mayos".
Y es que la noche del 30 de abril al 1 de mayo se celebra en todas partes de Europa. En Alemania y Suecia se celebra este día la noche de Walpurgis, noche de las brujas. La leyenda - de nuevo de origen pagano - según la cual se reunían las brujas en la montaña del Blocksberg, se mezcla otra vez con las tradiciones cristianas, en concreto con la celebración de Santa Walpurgis en Suecia. La festividad, relacionada también con la transición a la primavera y por lo tanto con la fertilidad, ha quedado reflejada en multitud de obras literarias y artísiticas, entre otras en el Fausto de Goethe.
Pero aquí en Castilla, tanto La Mancha como Castilla y León, es muy diferente. Ayer se colocó el "mayo" en el centro de la plaza. El mayo es una cucaña, un tronco de unos diez metros al final del cual hay colgado un trofeo que se llevará quien consiga trepar hasta arriba. Por lo general suele ser un jamón o algo similar. Este año se trata de un vale para gastarse en el pueblo en todo lo que se desee excepto en alcohol y tabaco. (Por cierto, este árbol también se coloca en Alemania).
A las doce comienzan los Mayos en sí. Y es que los mayos son también las canciones que se cantan esa noche. En primer lugar se canta a la Virgen en la Iglesia. El primer mayo está formado por treinta y dos estrofas que hablan de la belleza y la bondad de la virgen. Curioso es que algunos versos no son tan recatados como cabría esperar, y recuerdan en el tono y la sorpresa que producen al Cantar de los Cantares la primera vez que uno lo lee, ya que se hacen alusiones explícitas a los pechos o los muslos de la Virgen, por ejemplo. Todo ello en un ritmo muy sencillo y repetitivo. La segunda es una pieza breve, de la misma temática, con la que se ofrecen flores a la Virgen.
A continuación se cantan los Mayos en la plaza, "a las mozas y los mozos", como dicen por aquí. La letra de los mayos cambia y esta vez los elogios se dedican a las mujeres jóvenes. La melodía es la misma, pero ahora el coro está rodeado de gente joven y curiosos que no habían entrado a la Iglesia.
Según la tradición, perdida durante muchos años pero recuperada hace unos 15, eran los hombres los que cantaban a las mujeres. Iban por las casas cantando a todas las mujeres y emparejaban en los versos a la mujer cantada con un hombre. Al día siguiente, si a la mujer le gustaba el hombre con quien "le habían echado el mayo", contribuía económicamente a la fiesta, con la que se organizaba una merienda y un baile. Si no le gustaba, no contribuía, porque en la fiesta debía bailar toda la tarde con el hombre en cuestión. Y menudo plan...
Hoy es diferente: el grupo que canta (que en la iglesia estaba formado mayoritariamente por mujeres, pero al que se le sumaron algunos hombres en la plaza) busca parejas no casadas, oficiales o sobre las que corren rumores, las rodea y "les echa el mayo". En ella se sustituyen los nombres por los de la pareja. Es una forma de oficializar una relación, dar un empujón a los tímidos o simplemente gastar una broma a algun despistado que no ha visto llegar al coro. Así se entendía que ayer,al ver llegar a los cantores, todos los quinceañeros salieran corriendo.
A mí me cantaron un mayo, y fue muy divertido. Desde luego, algo nuevo, a pesar de ser algo tan viejo. Una tradición curiosa y alegre, y por fin con una vertiente laica, que es - ¿qué le vamos a hacer? - la que a mí más me gusta siempre. Y me hizo pensar sobre las tradiciones en las ciudades. ¿Existen tradiciones en las ciudades?
martes, 1 de mayo de 2007
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3 comentarios:
En España también hay vestigios de la tradición de la noche de Walpurgis. De pequeñito siempre veraneé en un hotel de montaña, aislado, en medio de nada, cerca de Navacerrada.
No muy lejos de allí, (camino de "las canchas", enfrentado a la maliciosa y realmente lejos de la población más cercana - es decir, aislado de verdad -) hay un antiguo hospital abandonado, en ruinas y con signos evidentes de haber sufrido un enorme incendio.
Hoy está literalmente "engullido" por la vegetación y sirve tanto de refugio invernal para las vacas que pastan por la zona como para que los jóvenes de las poblaciones cercanas suban con una tienda de campaña a pasar una noche y morirse de miedo.
A mí siempre me dijeron que había sido un sanatorio de tuberculosos en la guerra civil, y que por eso lo habían quemado después. De hecho, creo que esa es la verdad.
Sin embargo, siempre me llamó la antención que la gente del pueblo (Navacerrada) le llamara "El sanatorio de Valpurgis" (lo escribo así porque así se decía). Y tiene su explicación. El nombre viene de una película española llamada "La noche de Walpurgis", rodada en 1971 en ese sanatorio. Cuando era niño, en el pueblo se decía que era una peli de Chicho Ibáñez Serrador, auque no es cierto. En realidad la dirigió el argentino León Klimovsky, y no sé si su argumento tendrá que ver con la tradición nórdica, aunque lo dudo, ya que se trata de una aventura más de un personaje creado por ese cineasta, el hombre-lobo Valdemar Daminsky, interpretado por el inolvidable Paul Naschy (que en realidad se llamaba Jacinto Molina).
Para no faltar a la verdad, hay que decir que es una producción hispano-alemana, pero me temo que lo único alemán que hubo ahí fue el dinero.
Siempre pensé que "Valpurgis" era el nombre del sanatorio (así se le sigue llamando hoy en día) y que la película había tomado el nombre del sanatorio, y me ha arrancado una sonrisa darme cuenta (a mis 31 años) de que algo que creía mío, propiedad exclusiva de mi infancia a 60 kilómetros de Madrid, realmente recibe su nombre de ... bueno, el resto ya lo ha contado Emilia.
Bienvenido a este blog, Alfanhui. Encantada de tenerte por aquí.
Pues sí, yo también conocía el sanatorio de Walpurgis o Valpurgis; bueno, había oído hablar de él, y precisamente me pregunté el otro día por qué se llamaría así, si en España no se ha celebrado nunca esta fiesta. Ahora ya lo sé. ¡Gracias!
Por cierto, el sanatorio, ¿sigue abandonado? ¿existe aún?
El sanatorio fue demolido hace no mucho tiempo. Actualmente queda la explanada y una colmada leyenda.
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