martes, 27 de noviembre de 2007

Cortejos de amor en las buitreras



Así se titula este artículo que El Viajero dedica este fin de semana a uno de los protagonistas del cielo guadalajareño (gentilicio aburrido y carente de imaginación como pocos que conozco, las cosas como son). Observar a los buitres leonados en el Alto Tajo y la serranía conquense es un placer, y más si se los puede ver de dos en dos, como en esta época. Interesante este fragmento del artículo:

"El macho persigue a la hembra para colocarse por encima de ella mientras aletea fuertemente; luego extiende las patas todo lo que puede para llegar casi a tocar a su compañera. Esta postura de vuelo la mantienen y repiten durante largos periodos de tiempo. En ocasiones, cuando el macho se encuentra en vuelo sobre la hembra, esta se da la vuelta en pleno vuelo y atrapa con sus garras las de su compañero, dejándose caer en el vacío muchos metros entrelazados como una pelota".

Por cierto, para distinguirlo de los buitres negros (que se encuentran más hacia el suroeste de la península) hay que fijarse en la cola. La del negro es más larga y acuñada, aunque no sé si se aprecia en la fotografía.

1 comentario:

David GRG dijo...

Te pillé, claro... no voy a comentar todas tus entradas, pro ahora, pero también yo lo sabía... voy tomando nota de todo: la música, los locales de plástico, la locomoción regia (tengo la manía de transformarme todos los años en Rey Mago, así que lo del tractor me lo apunto para el que viene), los vídeos y todo lo demás...

... pero sobre todo semejante pezzo di letteratura erotica, hacía tiempo que no leía algo tan intenso (creo que desde el 68 de Rayuela...)

Saludos de vuelta,

David